Hablar de evaluación y de todo lo que ésta implica, es pensar en reflexión, en toma de decisiones, de ética, de cambios, de aciertos, de mejoras, es hablar de enfoques ¿nos centramos en el error o por el contrario priorizamos los aciertos para potenciarlos?
En el artículo ¿Es la evaluación un momento más del proceso de aprendizaje? que ha publicado hoy la revista INED21, hago referencia a la dimensión ética que debe incluir la evaluación. Siguiendo el aporte y pensamiento de Santos Guerra quien habla de las patologías de la evaluación, he querido “documentarme” con sus valiosos aportes en esta materia.
Un vídeo realmente "inspirador" es éste desarrollado en el marco del curso de Evaluación centrada en los aprendizajes, en la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza, Argentina.
Desde mi época de estudiante en la carrera de Ciencias de la Educación, atrae mi reflexión e interés este tema de la evaluación educativa. Creo realmente que es una de las tareas más complicadas de llevar acabo, no porque sea complicado “medir” sino más bien porque la evaluación no sólo es medición…y es ahí donde el terreno de los valores de justicia, equidad, se ven “implicados” con la ética a la hora de evaluar, y de definir el cuándo el qué, el por qué y el cómo hacerlo.
Sucede en ocasiones, que el momento de evaluación es asociado al momento final o intermedio, pero sólo como un mero trámite requerido desde las entidades o centros formativos, eso sin contar, con que muchas veces ya vienen predefinidas las evaluaciones, dejando así al docente como mero ejecutor de políticas educativas.
Creo que la coherencia interna del proceso de enseñanza aprendizaje también pasa por ser conscientes de cómo se ha ido trabajando a lo largo del proceso, y evaluar en consecuencia, procurando que la evaluación en sí aporte un feedback rico tanto al alumnado como a nosotros/as mismos/as como docentes. ¿O acaso los resultados no hablan también de nuestro desempeño?
Centrar la mirada de la evaluación en los resultados sin mirarla a la luz del proceso, y de los factores que influyen en el trabajo pedagógico con nuestro alumnado, es tal vez, bajo mi punto de vista, cerrarnos a un momento de reflexión –acción que puede enriquecernos a todos.
Al respecto, Santos Guerra, habla de una serie de patologías de la evaluación que he querido recoger en la siguiente infografía para que a la hora de hacer nuestro "propio auto-análisis profesional" definamos y re-definamos, si es preciso, nuestras líneas de acción al momento de llevar adelante esta evaluación, tan asociada la mayoría de las veces al control exacerbado.
Podremos evaluar el libre albedrío como conocimiento adicional del estudiante basado en alternativas de conocimiento y liderazgo?
ResponderEliminarPerdona por el retraso en la respuesta. Tuve inconvenientes técnicos para la publicación de los comentarios, pero aquí estoy, esperando que el nuevo año nos traiga nuevas experiencias y aprendizajes que compartir.
EliminarPlanteas una pregunta muy interesante reflexiva. Creo que cabría preguntarse por los instrumentos de evaluación ¿Qué crees?
Gracias por tu tiempo de lectura, Arquímedes. ☺
¿En las prácticas de evaluación que se realizan en los Centros de Formación Superior, se produce alguna de las patologías? ¿cuál/es?,
ResponderEliminarHola
EliminarGracias por tu tiempo de lectura.
Te dejo un enlace a la propuesta de M.A Guerra:https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/48299.pdf
Bajo mi punto de vista, estas patologías se siguen dando en las diferentes etapas y niveles educativos. A pesar de los años, creo que aún tenemos que seguir mejorando nuestras prácticas docentes, incluidas, por supuesto, las prácticas evaluativas.
Pienso que sería un buen debate comentar qué dificultades, aún, seguimos observando y "viviendo" en las aulas y centros ¿no crees?
Saludos
Lourdes